Apego inseguro y crianza responsiva.

Micelys Torres. Antropóloga del nacimiento y la crianza.

Un vínculo de apego inseguro no sólo se construye cuando a través de la crianza no somos padres responsivos que atendemos prontamente las necesidades de nuestros bebés y niñ@s pequeñ@s. También en el modo de criar, acompañar y guiar a nuestros hijos e hijas podemos construir y trasmitirles a estos sensaciones de inseguridad, desconfianza y por ende generar un vínculo de apego inseguro en ell@s.

Cuando como madres y padres somos excesivamente controladores del comportaapego inseguro 1miento de nuestros hijos e hijas, no les damos libertad para explorar, los sostenemos para caminar en lugar de darles la oportunidad de que gateen y caminen por si solos; los guiamos en todos sus movimientos desde que empiezan a moverse y/o interferimos o reorientamos sus necesidades exploratorias. No les damos la oportunidad de tener momentos en que se concentren y jueguen solos, los interrumpimos y le ofrecemos nuestras opciones de entretenimiento sin darles la posibilidad de que ellos encuentren las propias. Con todo esto estamos fomentando la dependencia y la inseguridad en el bebé, niño o niña en lugar de fomentar la autonomía y la interdependencia.

A la vez que el modo sobreprotector de criar en el que nos empeñamos a toda costa en que nuestros bebés o niñ@s no sufran ningún daño, queremos evitarles hasta las más mínimos caídas o tropiezos, o incluso no propiciamos su libertad de movimiento y acción desde nuestros temores a que pueda pasarles algo; son una expresión de esa misma actitud controladora. La cual a su vez va cargada de un mensaje implícito de desconfianza en relación al niño o niña, a sus capacidades y habilidades para cuidarse y valerse por sí mismo. El mensaje que reciben nuestros hijos e hijas detrás de esas actitudes materno-paterna es “no soy capaz de hacer las cosas solo” o “no soy suficientemente bueno como para poderme valer por mí mismo” o “cuando hago las cosas sólo algo puede salir mal”.

En este tipo de comportamientos las madres, padres o cuidadores pueden tener diferentes razones asociadas a su propia experiencia personal de vida, y en ellas vamos transmitiendo un patrón de inseguridad y dependencia en el niñ@ que se prolonga más allá de la etapa de dependencia biológicamente establecida. Incluso cuando ya el niño o niña necesita valerse por sí mismo y tener autocontrol no es capaz de lograrlo porque no fuimos construyendo junto a ellos las herramientas para lograrlo. El control de esfínteres muy tardío puede volverse un elemento que refleje este tipo de comportamientos inseguros y de dependencia extrema hacia el mundo adulto.

En estos comportamientos se generan un vínculo de dependencia permanente en los niñprimeros pasosos y niñas, los cuales se sienten inseguros incluso cargados o dentro del campo visual de sus madres y padres y pierden la capacidad de tener comportamientos exploratorios y de búsqueda o cuando los tienen suelen vivir accidentes que refuerzan el círculo de dependencia. Estos bebés o niñ@s por lo general tienden a llorar por largos períodos cuando son separados de su figura de apego, incluso cuando esta regresa todavía tardan mucho tiempo en calmarse y contentarse en sus brazos, con señales de enojo o desinterés hacia sus figuras de apego. Además son bebés o niñ@s a los que les cuesta mucho trabajo explorar, convivir y socializar con otros niños y niñas a partir del propio vínculo inseguro que han establecido. Suelen tener accidentes o caídas con facilidad al menor descuido de sus madres, padres o cuidadores lo cual refuerza el vínculo de dependencia, sobre la idea de que no son capaces de valerse por sí mismos. A la vez que no logran o tardan mucho tiempo en vincularse, dialogar o socializar con más de uno o dos niños simultáneamente y se conflictúan profundamente cuando son sacados de sus rutinas y de su zona de confort. Entre los primeros aspectos que se afectan en estos niños con apego inseguro es el sueño. Suelen ser bebés o niñ@s a los cuales les cuesta dormir, aún acompañados por sus cuidadores (colecho), despiertan con frecuencia durante las noches y lloran por largos períodos aún en brazos de sus madres, padres o cuidadores y no encuentran consuelo incluso cuando se les acuna, se les canta, mece o se les amamanta para dormir.

Criar intentando ser padres y madres presentes, sin dejar llorar a nuestros hijos e hijas, amamantado, cargando cuando lo necesiten no es suficiente para construir un vínculo de apego seguro con ellos y ellas, es sólo el primer paso. Ser padres responsivos es imprescindible para construir un vínculo de apego seguro con nuestros hijos e hijas pero si somos demasiado controladores o sobreprotectores, si no respetamos las diferentes etapas de crecimiento y desarrollo de cada niño o niña, si les evitamos enfrentar y vencer nuevos retos y/o frustraciones para crecer y madurar a su propio ritmo entonces estamos probablemente de manera inconsciente, fomentando la inseguridad en ellos y ellas.

Bibliografía

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